miércoles, 11 de febrero de 2015

La empresa más grande.


Hace mucho tiempo, en una tierra muy lejana, vivía una empresa que no era demasiado competitiva, ¡o quizá sí lo era! pues consiguió, gracias a una serie de influencias, tener un trato favorable, así que creció y creció tanto que lo englobó completamente todo. Se nutría con el dinero del bolsillo de los ciudadanos que habitaban en aquellas tierras; aquella empresa absorbió a todas las demás y terminó por imponer su criterio en todas las esferas que dominaba, implantando así su autoridad en todos los campos de actividad hasta los que se extendían sus tentáculos.

Pronto comenzó a controlar la prensa y demás medios de comunicación -incluso internet, que fue sustituido por una falsificación-. Obtuvo con ello un desmedido poder erigiéndose una única y determinada forma de expresión. Sus pautas insensatas dirigían la vida, se alzó como voz única y verdadera que todo lo sabía y todo lo podía. En su suprema potestad hacía y deshacía a su antojo, incluso decidía qué se podía y qué no adquirir y en qué cantidad, pues era dueña del mercado. Acabó por controlar el monopolio de todo y sustituyó la educación y la cultura por el adoctrinamiento. Las personas ya no eran más que idiotas con un sello que caminaban en círculo con anteojeras.

Imponiendo qué pensar y qué consumir dirigía por completo la vida de las personas creando una sociedad en la que la diversidad casi se había extinguido. Los pocos pétalos que quedaban de ella eran acallados con una agresiva fuerza coercitiva. Logró ser la empresa más grande, detestada por los amantes de la libertad, venerada por los aduladores de la igualdad y del 'pensamiento' único.

El empresario que dirigía toda esa gigantesca estructura, era poco menos que el amo que dominaba a los esclavos voluntariamente sometidos bajo su yugo. Había conseguido que el esparto pareciese seda en comparación con los espinos. El Estado creaba la necesidad delirante sí mismo, y los bípedos implumes -de uñas anchas-, celosos de los salmones, se empecinan en emprender un camino hacia su propia muerte.

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