«Tenemos que
morir, pero a su debido tiempo. La muerte sólo deja de atemorizar
cuando se ha consumado la vida. ¿Has consumado tu vida?
¿Has vivido tu
vida o has sido vivido por ella? Algunos se mantienen al margen de su
vida añorando otra vida que nunca se atrevieron a vivir.
¿Te has
atrevido a vivir? No puedo decirte cómo vivir de otro modo, porque si lo hiciera seguirías viviendo bajo el designio de otro. Pero puedo obsequiarte con un pensamiento.
Imagina que un demonio te dijera que tu
vida de ahora, tal y como la estás viviendo y como la has vivido en
el pasado, tienes que volver a vivirla, pero un número interminable
de veces y que no habría nada nuevo en ella. Todos los dolores, las
alegrías, las cosas grandes y pequeñas, que hay en tu vida,
simplemente se repetirán en la misma sucesión, en la misma
secuencia, una y otra vez, como el reloj de arena del tiempo.
Imagina
la infinidad. Considera la posibilidad de que cada acción que
elijas, la eliges para siempre jamás. De modo que toda la vida no
vivida quedaría presa en tu interior sin ser vivida, para la
eternidad. ¿Te gusta esa idea?»
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