viernes, 25 de diciembre de 2015

La Navidad



En Navidad, se conmemora el nacimiento de Jesucristo y viene Papá Noel a traer regalos a los niños. Pero ¿quién es realmente Papá Noel y cuando nació Jesús?

Respecto de cuándo nació Jesucristo, no fue en el año cero, que es cuando comúnmente se piensa. Al monje y 'matemático' Dionisio el Exiguo se le pidió crear un nuevo calendario cristiano que sustituyera al anterior calendario romano, de origen pagano. Dionisio, como buen cristiano, decidió que el nuevo calendario comenzara con el nacimiento de Cristo. Pero cometió un par de errores. Basó sus cálculos en la cantidad de años que había reinado cada emperador romano, contando de manera regresiva.

Hasta ahí bien, pero al llegar al emperador Augusto surge un problema. Resulta que Augusto reinó del 31 a. C. al 14 d. C., aunque sólo desde el 27 a. C. utilizó el nombre de Augusto, pues durante los cuatro primeros años de su reinado, Augusto reinó bajo su nombre de nacimiento, Octavio. Se cree que Dionisio, cuando estaba haciendo sus cálculos, pasó por alto esos cuatro años.

A parte de esto, Dionisio también olvidó el año cero. Parece una tontería, pero él pasó directamente del año uno antes de Cristo al año uno después de Cristo. La cosa se entiende mejor si pensamos con los números de nuestro milenio, así que si del año 1999 se pasa al año 2000 y después al 2001, lo que hizo Dionisio fue el equivalente de pasar del año 1999 al 2001.

Si esto es cierto, aunque celebramos el milenio en el 2000, nos lo perdimos porque se debió haber celebrado en 1995. Además, con estos cinco años de diferencia, el fin del calendario Maya en realidad hubiera sido el 2007 de nuestra era y no en 2012.
Esto significa que existe la posibilidad de que Jesucristo en realidad nació alrededor de entre el año 6 y 5 antes de Cristo. A parte de la curiosidad que pueda suscitar, a efectos prácticos, no tiene ninguna trascendencia.

Bien, y ¿en qué día nació Jesús? Cuando Dionisio elaboró el calendario, hacía mucho que la fecha exacta se había olvidado, por lo que la Iglesia adoptó una fecha cercana al solsticio de invierno, el nacimiento del Dios Sol Invictus, el 25 de diciembre, que no tiene nada que ver con el nacimiento de Jesús, pero se pretendía señalar a Cristo como el verdadero Sol Invictus. Por eso se festeja la Navidad el 25 de diciembre.

Una prueba, entre otras tantas, de que la Iglesia se ha paganizado a lo largo de la historia para lograr aceptación. Una vez dicho esto, habrá que ver por qué hay un alegre anciano que vive en Laponia y trae regalos por Navidad.

El personaje de Santa Claus en realidad está basado en las leyendas que surgieron en torno a un obispo cristiano que vivió en la época del Imperio Romano, concretamente el siglo IV, en lo que hoy es la actual Turquía y que fue santificado.

«Sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos da tanto», solía decir, según los biógrafos, San Nicolás, conocido en diferentes lugares como patrón de los marineros, los comerciantes, los niños y los viajeros.

Nació en Patara, en el seno de una familia adinerada y fue educado en la fe cristiana. Al morir sus padres repartió toda su fortuna entre los pobres, decidió dedicar su vida a ayudar a la gente necesitada y se fue a vivir a Myra. Se cuenta que allí varios sacerdotes y obispos se encontraban discutiendo sobre quién sería el futuro obispo tras la muerte del anterior y que, al no ponerse de acuerdo, decidieron que fuera el próximo sacerdote que entrase en el templo. Casualmente fue Nicolás. Así es como fue consagrado obispo. Murió en el año 343 en Myra, pero sus restos están Bari, Italia, pues allí fueron a dar después de que fueran sacados de Turquía tras la conquista musulmana. Después de su muerte fue venerado por la multitud de relatos milagrosos aparecieron sobre él.

La leyenda de San Nicolás llegó a Holanda donde se le llamó Sinterklaas. En el siglo XVII, los holandeses que viajaron al Nuevo Mundo llevaron consigo las historias sobre él. Allí, los norteamericanos adaptaron a su idioma el nombre y lo llamaron Santa Claus, más fácil de pronunciar para ellos. Fue entonces cuando en Norteamérica se creó una nueva leyenda sobre un anciano alegre y bonachón que en navidad recorría el mundo en su trineo distribuyendo regalos.

La leyenda de Santa Claus se hizo muy popular en EEUU y su fama llegó a Europa, donde, en algunos países, cambió su nombre por el de Padre de la Navidad. Así, en Inglaterra se le llamó Father Cristmas, en Francia Père Noël y en España Papá Noel, tomando la palabra prestada del francés.

Se había estado representando al personaje de diferentes maneras. Si bien el origen está en San Nicolás de Bari, o San Nicolás de Myra, en las representaciones religiosas son comunes los colores rojo, blanco o verde, así que Santa Claus no tenía un color concreto, pero solía representarse, entre otros, rojo y dorado, aunque era el verde el color más común en su vestimenta. Ciertamente se considera que una campaña masiva de Coca-Cola fue una de las principales razones por las que Santa Claus terminó vestido de color rojo y blanco, pero estos publicistas no fueron los primeros en representarlo con estos colores.

Para terminar, y ya que estamos, es bien sabido es que, a parte de Santa Clavos, hay otros tres personajes que llevan regalos a los niños: los Reyes Magos, que cada 6 de enero traen regalos a los niños. Esta tradición pretende recordar que hace más de dos mil años, los que quizá fueran los primeros peregrinos cristianos -si es que existieron-, llevaron obsequios al niño Jesús.

En las sagradas escrituras existen cuatro versiones de la vida de Cristo, los cuatro evangelios, y sólo una hace referencia a lo que conocemos como los Reyes Magos, el evangelio según San Mateo. Por otra parte, la Biblia ni dice que fueran tres, ni tampoco que fuesen reyes, ni tampoco magos. Además, algunos astrónomos tampoco creen que siguieran una estrella o un cometa.

Existen historias que dicen que estos mágicos personajes eran cuatro, otras que hubo hasta doce reyes magos. En el siglo V, el Papa León I estableció el número de tres basándose en los tres regalos: oro, incienso y mirra. El oro simbolizaba a los reyes, el incienso a los dioses, y la mirra al hombre. Los tres reyes simbolizaban las tres razas, las tres edades del hombre y los tres continentes conocidos hasta entonces: Asia, África y Europa.

Aunque también hay otras interpretaciones. Según se cuenta, aquellos sabios seguían una estrella que se detuvo sobre Belén. Sólo existe un tipo de estrella que haga eso y es un cometa. Por aquel entonces, cuando un cometa aparecía en el cielo nocturno, todo el mundo se fijaba en él. Nadie dudaba de que simbolizaba que ocurriría algo importante, pero no era precisamente un buen presagio.

La estrella puede significar el anuncio del nacimiento de una gran persona, pero una estrella también puede interpretarse como cometa, y el cometa era un mal augurio. Normalmente significaba la muerte (y no olvidemos que le sucedió a Jesús). Los magos de oriente se consideraban como los mejores pensadores y adivinos de su época, sabían que esa señal en el cielo indicaba que nacería un nuevo rey de los judíos, pero si se trataba de un cometa, su futuro podría ser oscuro. Así que lo siguieron hasta Belén llevando consigo unos regalos cargados de significado.

Pero no eran regalos para un niño normal. En primer lugar el oro, algo de muchísimo valor, es un regalo digno de un rey. El siguiente es el incienso se ofrecía con frecuencia a los dioses, así que indica la divinidad de Jesús. Por último, cuyo significado e importancia se ha olvidado, es la mirra. La mirra es una resina vegetal que se utiliza para preparar los cadáveres para ser enterrados. Esto indica a los lectores que Jesús va a morir. La mirra alerta de la muerte, y en aquella época todos lo comprendían.

Realmente, en la Biblia sólo se le dedican unas líneas a la historia de los Reyes Magos, donde se dice que hombres sabios que seguían una estrella vinieron de Oriente a Jesusalén y le preguntaron a su soberano, Herodes el Grande, dónde estaba el rey de los judíos que había nacido. Herodes los mandó a Belén, donde ofrecieron los tres obsequios, y luego, del mismo modo misterioso en el que llegaron, desaparecieron.

Como última curiosidad, en Alemania está el Dreikönigsschrein, el Relicario de los Reyes Magos, un enorme sarcófago donde se supone que descansan los huesos de los Reyes Magos. Se encuentra en la Catedral de Colonia desde el año 1164.

En fin, lo que quizá pudieran ser anécdotas, en mayor o menor medida, un tanto macabras, ahora simbolizan a la época preferida de los niños. Estas son sólo algunas historias sobre el origen de «la historia». El resto del cuento ya se sabe.
*Nota: El texto ha sido elaborado a partir de diferentes fuentes.
No es obra original de quien lo publica.

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